La confianza es el nuevo valor de la marca. En los años 80, el célebre estratega de marcas David Aaker definió el valor de la marca en términos de lealtad, conocimiento, asociaciones y calidad percibida. Ahora las marcas tendrán que operar en la intersección de la cultura, el propósito y la sociedad. Las marcas tienen que ser para la gente y estar guiadas por la gente. ¿Por qué? Porque la confianza en la marca está por encima del amor a la marca.

Con cuatro crisis mundiales simultáneas en el último año -el virus del Covid-19, la inseguridad económica, las desigualdades financieras y sanitarias y el racismo sistémico-, las marcas que asumen una postura frente a estas crisis reciben un gran impulso de confianza. Esta evolución del papel de las marcas ofrece una nueva oportunidad a los profesionales del sector y un riesgo real si no reconocen el llamamiento de los consumidores a la acción de las marcas. La realidad es que las empresas que gozan de gran confianza tienen siete veces más probabilidades de ser elegidas por los consumidores.

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